Nayib Bukele presume su relación con Donald Trump: “Presidente, ¡adelante juntos!”
- REINFORMA
- hace 4 días
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El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se ha convertido en un socio clave para la política de deportación de migrantes de su homólogo estadounidense, Donald Trump, de la que ambos dirigentes esperan obtener rédito político.

A través de una serie de videos hábilmente producidos, en los que aparecen hombres tatuados y encadenados bajando de aviones en medio de una fuerte vigilancia, Bukele se ha ganado la atención y admiración del presidente estadounidense.
“Gracias por llevarte a los criminales a los que la deshonesta administración de Joe Biden tan estúpidamente les permitió entrar en nuestro país, ¡y por darles un lugar tan maravilloso para vivir!”, publicó el republicano en su plataforma TruthSocial.
El mandatario acompañó el mensaje con el último video publicado por Bukele, unas imágenes con una fuerte puesta en escena, altamente militaristas y beligerantes, de migrantes llegando al país centroamericano. La respuesta del salvadoreño, de 43 años, no tardó en llegar: “Agradecido por sus palabras, presidente Trump. ¡Adelante juntos!”, publicó.
Para consolidar la relación, ambos se reunirán en la Casa Blanca este mes, aunque todavía no se conoce la fecha exacta del encuentro y los planes pueden cambiar, según informó Bloomberg.
Detrás de esta camaradería de tipos duros está la política pura y dura. Aceptar a cientos de deportados de Estados Unidos le ayuda a Bukele a “consolidar su imagen de líder que transforma la seguridad en El Salvador”, apuntó el analista del Migration Policy Institute, Diego Chaves-González.
Guerra contra las pandillas en El Salvador
Desde que llegó al poder en 2019, el salvadoreño ha sometido a la nación de seis millones de personas, otrora sumida en la violencia de las pandillas. A golpe de órdenes judiciales y procedimientos, ha encarcelado a casi el 2 % de la población y ha rebajado la tasa de asesinatos de más de 6.500 anuales a solo 114, según datos oficiales.
La seguridad es la piedra angular de la política de “puño de hierro” que ha hecho de Bukele uno de los políticos más populares del mundo, con una aprobación de más del 85 % en su país. Sin embargo, le han llovido también críticas por violaciones a los derechos humanos en medio de su régimen de excepción, vigente desde marzo de 2022, tiempo en el que se ha hablado de torturas y violación al debido proceso, entre otras cosas más.
Desde entonces, unas 80.000 personas están presas y se estima que por lo menos el 10 % son inocentes. También se recrimina que las fuerzas de seguridad del Estado, la Fiscalía y el poder judicial actúan sin ningún tipo de control.
En ese orden de ideas, aceptar a los deportados de Trump en la megacárcel CECOT no solo hizo que Bukele se convirtiera en un amigo de la Casa Blanca, sino que también le ha permitido presumir el centro penitenciario, que tiene capacidad para 40.000 prisioneros.
Los videos difundidos por el Gobierno salvadoreño destacan los austeros muros de hormigón y los guardias que vigilan las instalaciones. La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, incluso visitó las instalaciones, posando frente a una celda con varios hombres.
La propaganda detrás de la relación Bukele-Trump
Para algunos analistas, lo más importante es la brutalidad de estas imágenes. Tanto el salvadoreño como el estadounidense han compartido fotos de prisioneros encadenados, rapados y maniatados, y han rechazado las protestas de jueces y opositores.
En este sentido, el republicano parece hacerse eco del imaginario político de Bukele para captar la atención de sus propios votantes. “Esto es una señal de que Trump está interesado en la propaganda de ‘puño de hierro’ y de desobediencia de los fallos judiciales”, indicó el analista salvadoreño Napoleón Campos.
Pero este enfoque de mano dura tiene sus riesgos y la Casa Blanca se vio forzada a admitir el martes que, a causa de un “error administrativo”, un salvadoreño que vivía en Estados Unidos bajo protección legal se vio inmerso en el proceso de deportación y enviado a la prisión de Bukele.
Aun así, una encuesta reciente de CBS mostró que el 53 % de los votantes y una aplastante mayoría de los republicanos respaldan la política migratoria de Trump. Este es un apoyo mayor del que recibe en el plano económico.
Aparte del rédito político para ambos, existe un potencial beneficio económico y de seguridad para Bukele. Su gobierno recibió US$6 millones por hacerse cargo de los deportados, una “tarifa muy baja” para Washington, pero “muy alta” para El Salvador, según el presidente.
También recibió a más de veinte presuntos miembros de alto rango de la pandilla salvadoreña MS-13, que antes estaban detenidos en Estados Unidos. Bukele afirmó que eso ayudaría a “concluir la recopilación de inteligencia y a perseguir a los últimos remanentes del grupo, incluidos sus antiguos y nuevos miembros, dinero, armas, drogas, escondites, colaboradores y patrocinadores”.
Además, Estados Unidos prometió invertir en El Salvador, un país que tiene una renta per cápita comprable a la de Irak o a la de Ucrania, arrasada por la guerra. En su visita a la Casa Blanca este mes, Bukele probablemente espere algo más que palabras a cambio de su apoyo al presidente Trump.
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