La llegada del huracán Fiona sobre el territorio dominicano era algo de esperarse, sin embargo, muchos habitantes se confiaron en que "República Dominicana es un país bendecido, donde nada llega".
Era el pensar que tenían algunos comunitarios del municipio de Miches, en la provincia El Seibo, quienes nunca imaginaron el desastre que se avecinaba con Fiona.
Decenas de familias quedaron en las calles. Los zinc volaron, la brisa y las lluvias destruyeron viviendas, camas, muebles, neveras, estufas, radios y un sin número de árboles en el piso enredados en alambres de electricidad.
Aunque en el municipio no hubo registros de víctimas mortales, unas 15 personas resultaron con heridas en diferentes partes del cuerpo, debido a la cantidad de zinc, clavos y pedazos de madera que quedaron como escombros.
El paso de los sectores de Miches durante un recorrido realizado por Diario Libre se tornaba desolado y triste, y sus calles empañadas con vallas publicitarias, postes de luz tirados y pertenencias de los pobladores en las calles.
En medio del dolor sacaban fuerzas para reparar parte del daño que ocasionó el huracán Fiona, el cual entró como categoría 1 en la región Este del país.
Los zinc volaron, la brisa y las lluvia destruyeron viviendas, camas, muebles, neveras, estufas, radios y un sin número de árboles en el piso enredados en alambres de electricidad. (EDDY VITTINI)
Una mujer sentada en medio de lo poco que quedó de su casa tras el paso de Fiona. (EDDY VITTINI)
Casas afectadas en Miches por el huracán Fiona. (EDDY VITTINI)
Un hombre intentando reparar parte del dano que ocasióno Fiona. (EDDY VITTINI)
Algunas de los comunitarios no tenían ganas de seguir adelante, ya que quedaron en medio de la nada, cuando dentro de lo poco, tenían todo. Como es el caso de José Sánchez Sánchez, quien logró recoger zinc y madera de las que encontraba en la calle para ir reconstruyendo su casa.
Manifestó que aunque algunas autoridades se han presentado en el lugar a "vendernos el sueño" de ayuda, decidió ir levantando por su cuenta aunque sea un techo para poder estar.
Todavía siente los vientos y el grito de las personas que veían como todo se iba en pedazos, expresó Sánchez al mirar su casa que quedó totalmente destruida.
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